DE CÓMO APRENDER A SOLTAR Y DE CAMINO RECUPERAR UNA PARTE DE NUESTRO CUERPO
Acudí un día a una cena-reunión en donde se encontraban varios de mis excompañeros de la academia, así como mi exprofesor,
pues teníamos que revisar un libro que en conjunto habíamos publicado
tiempo atrás. Yo colaboré en una pequeñísima parte.
Lo vimos, platicamos sobre él y sus contenidos y, del proceso de hacerlo. También platicamos de otras personas.
Recuerdo
sentirme algo fuera de lugar pero segura, y, hubo un momento en que
pensé hacía mis adentros: - ¡Vaya, estoy feliz por la oportunidad de
estar aquí, de conocer a mi profesor. Creo que hasta daría cualquiera de mis dedos por él. Sin dudarlo.
Sentía gran admiración por su proyecto.
Cenamos y al terminar la velada. Me acerqué a mi profesor para despedirme de él.
Con voz clara y firme me dijo: -Okey, creo que es momento de dejarte ir. Has aprendido aquí lo que debías.
Con voz clara y firme me dijo: -Okey, creo que es momento de dejarte ir. Has aprendido aquí lo que debías.
Sonriendo de manera larga y juvenil me abrazó fuerte.
En ese preciso instante, no sólo supe que ya no era importante estar ahí, sino que también, había recobrado mi dedo.
18Agosto2011
borrador
Este texto y obra ñaqueMX está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario